Escrito de la Maria Lluïsa Borràs

David Martínez se formó en el taller de Lluís Bosch y Martí i a los 19 años ya ganaba un concurso de pintura en Girona. Des de entonces no ha dejado de exponer año detras de otro. Su inquietud le impulsó a viajar.

Primero en Madrid para visitar el Museo del Prado, después a Aix-en-Provence para encontrarse con Cézanne i a Bonnard, más tarde en Nápoles para conocer en directo la pintura de Caravaggio, de Rubens y de vanDyck. A la vuelta instaló su taller a Oix, en la Garrotxa.
I continuó viajando; en París y a Amsterdam. El 2003 hacia la primera exposición individual a Expocambra de Girona.
Cuando el 2004 gana la Beca del concurso de la Fundación Fita se propuso ir más adelante. Hasta ahora se limitaba en reproducir una vista, un panorama, aquello que miraban sus ojos aunque siempre dotando en sus visones un clima, un sentimiento, como si lo que le interesaba más, en vez de pintar, fuera expresar la sensación, la emoción, el sentimiento que aquello que veía le provocaba o inspiraba.

Al recibir la beca Fita, creyó que se le presentaba una oportunidad de dedicar un año entero a la recerca. Y como si tuviera presente el poema de Salvat Papasseit, "Res no és mesquí, cap hora és isarda", como si se propusiera de continuar el arte catalán de hacer las cosas más humildes e insignificantes que la materia estética, decidió trabajar a partir de materiales de deshecho. lo había echo Antoni Gaudí, cuando iba a buscar trocitos de platos y ollas que el ceramista tiraba, con lo cual hizo aquel rompedor recubierto de color el banco ondulada del Parc Güell. Joan Miró de los años treinta, presentaba una serie de piezas en tres dimensiones a partir de objetos antiguos y malbaratados, además de pintar sobre de papel de vidrio. Antoni Tàpies ha echo de las tierras y lo rechazado materia estética.
David Martinez, no se si tiene presente esta saga ilustre, se dedicó a reunir en el taller todo tipo de planchas y plafones. En vez de reparar las partes rotas e imperfecciones de todo tipo, parecía como si aquellos accidentes de la materia degradada le marcaban el sentido de la composición y las aprovechaba, incorporando una serie de imágenes inesperadas, de grande calidad estética, que se movían al medio del camino ente la realidad y la abstracción. Cómo si se tratara de paisajes, de flores, de estenografías, consideró que el marco más apropiado era inventar un tipo de entrelazado.

Actualmente , no se puede decir si este trabajo irá más allá de una experiencia, una temptativa aislada o bien si habrá abierto un camino al joven pintor. Se trata de una experiencia original y difícil de olvidar, a su vez de alguna forma dejará una marca en su obra futura.